El ZARANGOLLO, algo que sin duda hemos comido pero que no conocíamos su nombre

En algunos lugares de Castilla-La Mancha es habitual encontrar 3zarangollos, preferentemente aquellos que lindan con el levante español, ya que el zarangollo según dicen es un plato típico de la provincia de Murcia.

A pesar de su nombre sonoro, es muy conocido en gastronomía, sobre todo por los amantes de la verdura. En Zaragoza lo llaman «calabacilla», y en Almería «frangollo». En Latinoamérica se le conoce como «calabacitas» y también hay quien lo llama «revuelto de zapallitos»o «revoltillo huertano», pero todos sabremos de qué se trata si le llamamos «revuelto de calabacín»,  porque es un manjar muy socorrido cuando intentamos sacar algo de una nevera que está en las últimas. Sin embargo tiene su parte de historia ya que hay quien dice que esta receta es una evolución de la gastronomía sefardita que durante la Reconquista estaba ligada a las prácticas del judaísmo, seguramente para aquellos momentos en los que no se podía comer carne, bien por mandato divino, o simplemente por falta de medios económicos.

La Real Academia de la Lengua lo define como fritada de calabaza, 2cebolla y tomate, al que se le suelen añadir otros ingredientes, pero no es real, porque el zarangollo no lleva calabaza sino calabacín; ni tampoco tomate, aunque en Castilla-La Mancha a veces se le añade tomate y lo convierte en «pisto manchego».

El zarangollo es un plato hecho con productos de la huerta. Un revuelto 4de huevo con calabacín y cebolla, al que en ocasiones se le añade patata e incluso hay quien le añade un poco de tomate, pero no se debe confundir con el zorongollo extremeño ya que no tiene nada que ver. Este último es una ensalada típica de la comarca de la Vera, que también se deja comer en algunos puntos de los Montes de Toledo, y que está hecha con tomate y pimiento asado.

P. Moratilla

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